martes, 11 de junio de 2019

ETERNIDAD

Llegaste en pleno invierno, 
yo era parte de un puzzle que aún no se había creado, 
tú eras alfarera de destinos paradisíacos. 
Abriste mis ventanas y el verano entro de sorpresa, 
me reventaste la boca a besos o a madrazos, no recuerdo. 
Enterraste mis miedos, mostraste mis virtudes escondidas 
y me quedé atónito con tu manera de ver belleza 
en el tumulto acelerado de una sociedad tóxica.

No eras cirujana pero con bisturí en mano, me realizaste una cirugía a corazón abierto, 
retiraste musgo y smog, 
colocaste bombones y chocolates.

Te convertiste en mi viernes de revolución, mi sábado de danzón y mi domingo cum laude. 

Eres dinamita para estos poemas, tu Frida, yo Diego 
(olvídalo, que ellos no se amaban tanto) mejor seamos 
Romeo y Julieta sin el final trágico.

Recostados a dormir en el pasto húmedo por el rocío, 
mientras deseábamos que el tiempo no sea ni relativo ni efímero,

Sea eterno.



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